“He tratado de pensar en el imaginario cómo habrá sido para aquel navegante del siglo XIX el haber entrado desde la punta Curaumilla y enfrentarse a la bahía que se abre. Desde esa imagen del mar, uno también tiene que pensar en cómo Valparaíso se fue construyendo, generando y cómo indudablemente -más allá de toda discusión, incluso contemporánea- no podemos negar la importancia que tiene el mar, que tiene la actividad portuaria para lo que fue y es el desarrollo de Valparaíso”.
Este fue uno de los planteamientos que realizó Pablo García Núñez, Magíster en Historia de la PUCV, en webinar “Valparaíso, historia de mar a cerro”, organizado por la Empresa Puerto Valparaíso, y que fue moderado por Carlos Cárcamo, coordinador Comercial y Marketing de EPV, y en el que el experto repasó cronológicamente el origen, influencias y distinciones de nuestra ciudad puerto respecto a otros territorios como Santiago.
“Valparaíso hasta 1802 era el puerto de Santiago. Pedro de Valdivia lo comenta el 3 de septiembre de 1544 en una primera referencia. Ahí va a haber una pugna de poder. Acá crece este espacio en la medida que el puerto tiene actividad y eso era estacional. Comienza a poblar gente que viene a suplir servicios portuarios”, narró el facultativo.
Pablo García comentó que “va cumpliendo una función de factoría comercial, en nuestro caso de puerto. Después de meses de navegación desde la península ibérica, para cruzar el extremo austral -el Cabo de Hornos- hacían que los pasajeros probablemente querían descansar antes de partir a Santiago. Eso explica que comiencen a aparecer ciertas casas, hospederías, residenciales en gran parte de la mano de la iglesia católica. Por eso el edifico religioso -en este caso, la Iglesia La Matriz- pasa a ser el elemento aglutinador, el punto simbólico a través del cual nace Valparaíso”, puntualizó.
Además, agregó que “está la prohibición de la propia corona española para fundar ciudades a la orilla del mar porque presentaban y siguen presentando peligros, en ese tiempo la piratería. Aparecen baterías y castillos que eran la forma de cómo los que vivían en Valparaíso podían enfrentar a piratas y corsarios. Va a haber una oposición permanente del cabildo”.
El académico recordó el denominado plano damero con que se configuró la ciudad, “obedece a una técnica militar que permite una evacuación rápida y la distribución de las personas hacia la periferia y Valparaíso no tiene eso. Es cosa de darnos una vuelta por el barrio puerto, con calles sinuosas y estrechas”.
Acerca de la influencia de extranjeros en Valparaíso, García explicó que “el fin del monopolio comercial hacia fines del siglo XIX y la Independencia de Chile hace que aparezcan franceses, ingleses y alemanes, y eso enriquece la ciudad. Hay mano de obra rural que proviene de Quillota y San Felipe. Había una dependencia comercial de la capital del Virreinato, Lima”.
García colocó un punto de debate al señalar que “de una u otra forma pensamos en la Plaza Echaurren como nuestra plaza de armas. Me gusta pensar en la plaza Sotomayor. Juega un rol más relevante. Lo va a jugar hasta el siglo XX porque se van a reunir todos los puntos de comunicación. La estación puerto que conecta con Santiago, el edificio de Correos. Valparaíso se conecta con el resto de Chile y el mundo por agua, tren o el correo”.
Subrayó que “cuando pensamos en la historia de Valparaíso es inevitable que pensemos desde la plaza Sotomayor hacia uno de los barrios olvidados con una carga histórica invaluable, el Barrio Puerto”. En este sentido, y aludiendo a la obra gráfica de Renzo Pecchenino, el también Máster en Gestión de Instituciones y Empresas Culturales de la Universitat de Barcelona estableció que “Lukas juega con la percepción. Es entretenido ver cómo se encajona la ciudad desde el mar a través de la plaza Sotomayor. El puerto oficial se muestra precario en términos de infraestructura”.
Por otro lado, y ejemplificando adelantos tecnológicos de la época como el telégrafo e iluminación, indicó que “los inmigrantes buscarán mantener tradiciones propias de su origen y mantener la identidad entre ellos. Se va conformando una ciudad que va mucho más adelantada a su época que otras ciudades de Chile, incluso que Santiago”.
García reconoció el valor en la diversidad de estilos arquitectónicos -a consecuencia de los terremotos y reconstrucciones- y rememoró datos curiosos como la llegada del primer circo, la Cueva del Chivato en el barrio Almendral, el rol de El Mercurio de Valparaíso, el terremoto de 1906, la replanificación del barrio Almendral y el crecimiento de la Plaza Aníbal Pinto.
“Valparaíso tiene una identidad enorme, una carga histórica gigantesca, no sólo para Chile sino para el Pacífico Sur desde la actividad portuaria, comercial y educativa”, concluyó.