Cómo el modelo de gestión holandés e historia del Puerto de Rotterdam han sido trascendentales para enfrentar la pandemia del Covid-19, entendiendo “las diferentes responsabilidades y conceptos de autoridad portuaria en el mundo”, fue uno de los puntos abordados por Carlos Zepeda, analista de negocios del terminal europeo, en un nuevo webinar organizado por la Empresa Portuaria de Valparaíso.
En su exposición, moderada por el encargado de Marketing de EPV, Carlos Cárcamo, el Licenciado en Gobierno de la Universidad de Harvard y en Economía Marítima y Logística de la Universidad Erasmus, explicó que “en marzo se identificaron las funciones esenciales para garantizar el funcionamiento del puerto. Los funcionarios que no son parte del pilotaje, remolcadura y capitanía trabajan desde casa. Se creó un comité Covid-19, con representantes de entidades públicas -como la Aduana- que se reúne una vez por semana para revisar la situación”.
Zepeda señaló que “se supervisa la implementación de medidas y si deben revisarse. El comité tiene diálogo regular con el Gobierno. Hemos implementado distintas medidas contra el virus Covid y continuamente las estamos revisando medidas -como el uso limitado de oficinas- y la comunicación frecuente con el público y el Gobierno. Es básico y simple lo que hemos hecho, y mucho nos ha ayudado a enfrentar la crisis las ventajas que teníamos antes, como la coordinación con empresas e instituciones públicas. Era algo normal para nosotros”, agregó.
“Tenemos una cultura dentro del puerto de cooperación y todas las empresas y entidades públicas entienden que el puerto es un ecosistema de partes que deben funcionar bien. Trabajar desde casa era ya algo común. Antes de la crisis muchos colegas y yo mismo trabajábamos desde casa uno o dos días a la semana. La tecnología informática ya estaba trabajando y no tuvimos que hacer un gran cambio. La Autoridad Portuaria de Rotterdam estaba ocupada ya implementando tecnología para mejorar los procesos dentro del puerto. Trabajando en el uso de tecnologías para reducir papeles y llamadas”, complementó el especialista.
Zepeda insistió en que “ya teníamos las herramientas que necesitábamos para poder seguir adelante. El tener el papel de capitanía del puerto es un papel esencial para coordinar salud, protección y seguridad. Entendíamos los asuntos operacionales de las terminales y navieras. Y nos ayudó mucho que en el Puerto de Rotterdam ya se veían más terminales automatizadas. Tenemos dos terminales completamente automatizadas, AT&T y DPW. Eso ayudó muchísimo”.
Carlos Zepeda subrayó -también- el parecido de las experiencias vividas por los Países Bajos y Chile -en el contexto de los efectos provocados por el Covid-19- indicando que “lo relevante es enfrentar el desafío de cómo trabajar en una recuperación verde”. Además, explicó que el puerto de Rotterdam funciona con las mismas características que una corporación privada, pero con accionistas públicos como la ciudad y el gobierno holandés, con el fin de mejorar el desempeño comercial y financiero.
“Los accionistas supervisan y aprueban los planes de desarrollo y reciben dividendos de las ganancias. El papel básico es el desarrollo del complejo industrial portuario de Rotterdam en infraestructura y terreno para nuestros clientes, el control de la seguridad, protección y medioambiente en el puerto, el manejo de la Capitanía de Puerto y servicios privados como el muellaje y la remolcadura”, puntualizó.
El funcionario de la Autoridad Portuaria de Rotterdam enfatizó que “no sólo administramos puertos en Holanda, sino que en Omán y Brasil también. Lo que hemos visto es que todos los puertos tienen una de tres funciones: puerta -nodo logístico-; industrial -zona industrial donde se procesas materias primas-; y trasbordo o nodo logístico que conecta varias rutas logísticas. Acá tenemos un poco de todas. Podemos atender un mercado de 500 millones de personas en 24 horas. Podemos recibir las naves más grandes del mundo. Tenemos 3 mil 500 hectáreas con 5 refinerías y centrales hidroeléctricas. Somos un punto de trasbordo debido a que estamos localizados a la entrada del mar norte. 30% del volumen de contenedores es trasbordo. Esa variedad significa que los riesgos de una crisis no tienen tanto impacto porque no somos dependientes de un solo sector”.
Con relación a cifras durante el episodio de pandemia, reconoció que “nuestros volúmenes han bajado. De enero a julio del 2019 -comparado a este año en millones de toneladas- el granel bajó de 38 a 31 millones; el líquido de 110 a 100 millones; la carga general de 15 a 14 millones y los contendedores de 77 a 75 millones”.